viernes, 13 de abril de 2018

Quinzet-Derive. Lluis Segarra

Hacía ya un tiempo que no estaba por aquí y hoy os traigo algo diferente.
Esta semana he tenido la suerte de poder compartir un día completo con Lluis Segarra y asistir a una ponencia suya.
¿y este quién es? Os preguntaréis muchos de vosotros. Pues es un señor estupendo e internet está lleno de información sobre quién es y qué hace, pero la mayor parte de las informaciones son de hace tiempo y por eso me ha parecido importante contaros lo que yo he aprendido esta semana. ¡Me encanta aprender!

Bueno, Lluis (espero que le parezca bien que le tutee...) ha sido profesor de didáctica de la matemáticas en la Universidad Autónoma de Barcelona y actualmente es divulgador de matemáticas por todas partes. (Me comentó que venía de haber pasado 4 días en Portugal dando unos cursos sobre matemática.).
Además, prepara materiales para trabajar las matemáticas en las etapas de infantil y primaria.
Es autor del método Quinzet (de esto también podéis encontrar mucha información por internet y su nombre está enlazado a la web) y, debido a lo rápido que cambia el mundo, ha evolucionado el método incluyendo aún más estímulos visuales, más materiales que ver y tocar (e incluso escuchar), derivando en el Quinzet-Derive.

La charla fue genial. Puso de manifiesto la importancia de un cambio radical en el sistema de aprendizaje y uso de las matemáticas, ya que se han producido un gran número de cambios sociales que no se están reflejando en las aulas.

3 + 3 = 8

En primer lugar, propuso un reto: "Comparad el índice de un libro de matemáticas actual y de uno de hace 80 años y veréis que la extructura y los contenidos son los mismos". Y muchos pensaréis: "Claro, es que 3 + 3 son 6 ahora y hace 80 años." Pues si y no.
Sobre estas líneas hay una operación que dice que 3 + 3 es igual a 8. Ya habréis visto muchos de esos juegos de lógica y analogía que rondan por las redes sociales, como el que acabo de plantear. Porque la matemática no es solo cálculo, también es lógica, también es espacio... y ahora veremos cómo se explica.
¿Tan bien se creó la didáctica de la matemática que, mientras otras asignaturas no hacen sino cambiar a cada momento el modo de enseñarlas esta permanece siempre igual?

La escuela debe ser práctica. Para que lo que aprendemos permanezca, debemos buscarle una utilidad y seguir usándolo. Entonces...¿para qué me sirve hacer operaciones larguísimas en papel? ¿cuando salga del colegio voy a volver a hacerlas así? ¿para qué necesito horas y horas de divisiones de 2 cifras? ¿y de raíces cuadradas? Cuando pasas a la vida adulta, las operaciones controlables se hacen de cabeza y las que no, se hacen con el teléfono móvil, las hojas de datos o cualquier otro programa informático o aplicación que nos facilita el trabajo porque los tiempos han cambiado.

El cálculo simbólico o mental se realiza con el hemisferio derecho del cerebro y este es el hemisferio que debe potenciarse en la didáctica de matemática y no solo el izquierdo a través de "recetas" para hacer operaciones, sino ir más allá.

La capacidad intelectual de un adulto en la baja edad media era la misma que la de un niño de 2 años en la época actual o inferior, ya que solo se empleaba el hemisferio izquierdo del cerebro y en un porcentaje muy pequeño.

Sin embargo, los niños llegan a la escuela con el hemisferio derecho del cerebro (el que capta el
entorno mediante imágenes) muy desarrollado, ya que desde el nacimiento son expuestos a infinidad de estímulos visuales (pantallas, juegos de motricidad, puzzles...) y es este hemisferio el que permite controlar los números y cantidades de forma visual, sin contar. Es un dominio superior del número, que deriva en el cálculo simbólico o mental.

Un ejemplo muy gráfico es el de ir caminando por la calle. Esto, se realiza con el hemisferio derecho. Caminamos y vemos los escaparates, los carteles, los semáforos, a la señora que nos adelanta, el charco en medio del paso de cebra, llevamos el paraguas... somos capaces de hacer un montón de cosas a la vez y captarlas. Luego llegas a casa y alguien comenta que han abierto una tienda nueva en tu ciudad y dices "Es verdad. Yo la he visto", cuando ni siquiera has prestado atención, pero lo has captado y procesado.

Entonces...¿por qué seguimos haciendo lo mismo de siempre? Parece que lo único importante es que los niños sepan sumar, restar, multiplicar y dividir, pero hacer eso no es sino seguir una serie de pasos  mecánicos para conseguir un resultado, es una receta. ¿y qué pasa con pensar? ¿qué sucede con razonar? Las operaciones complicadas las hacen las máquinas. Los humanos dejamos de usar las piedras (que pesaban mucho para transportarlas) por los ábacos. Los ábacos (que también eran un poco incómodos y costosos) por el papel. ¿cuándo dejaremos de usar el papel y empezaremos a usar el cerebro? El cálculo simbólico también está basado en algoritmos y también hay que aprenderse la "receta", pero es mucho más rápido y divertido, ya que parece un truco de magia. Es más, si buscamos por internet algoritmos de cálculo mental no nos sale nada, pero sin embargo, si buscamos trucos matemáticos, encontramos varios (multiplicar por 11, dividir por 9...)

En todo esto se basa en método Quinzet, que habréis visto por ahí y que se compone de cartas de estimación, una batería de problemas y series de cálculo mental...
 Y esto ha derivado en el Quinzet-Derive, que tiene la misma base, pero incluye actividades más manipulativas y visuales, retos más adaptados al día de hoy, juegos y magia matemática para aprender y disfrutar aprendiendo.

¡¡¡Yo me he enamorado!!! ¡¡¡Quiero un Lluis en mi cole!!!





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